La figura del terapeuta ocupacional: funciones y beneficios

Aunque puede llegar a ser desconocida y, desgraciadamente, subestimada, la figura del terapeuta ocupacional desempeña un papel crucial en el ámbito sanitario. Además, cuando se trata de la atención pediátrica, la terapia ocupacional supone una pieza imprescindible de todo modelo que, como es nuestro caso, parte de un enfoque integral y especializado.

En general, en el caso concreto de la pediatría, el terapeuta ocupacional es un profesional socio-sanitario especializado en ayudar a niños, niñas y adolescentes a desarrollar las habilidades necesarias para promover la independencia funcional y mejorar la calidad de vida de cada persona, permitiéndole participar de manera significativa en las actividades diarias y alcanzar su máximo potencial de desarrollo. La terapia ocupacional parte de una evaluación especializada de las necesidades particulares de cada niño y niña –habilidades motoras y cognitivas, empatía y socialización, entre otras– que se materializa en la elaboración de un plan personalizado, que puede incluir, por ejemplo, actividades lúdicas basadas en el juego para mejorar la coordinación, la fuerza muscular, la destreza manual y la planificación motora.

Además, en el caso de Centro Movo, es fundamental atender a la terapia ocupacional como parte de un modelo de atención pediátrica global que incluye la colaboración con otros servicios y profesionales –logopedas, fisioterapeutas y profesionales de la psicología, por ejemplo–, así como la integración de las familias para que la atención incluya el entorno general de cada niño y niña.

Funciones del terapeuta ocupacional en pediatría

En general, podemos señalar las siguientes funciones:

  • Evaluación: en primer lugar, el primer paso de toda terapia ocupacional supone realizar una evaluación exhaustiva de cada caso para identificar las necesidades específicas en áreas como habilidades motoras, sensoriales, cognitivas y socioemocionales.
  • Planificación de intervención: planes de tratamiento individualizados basados en las evaluaciones para abordar las áreas de dificultad y mejorar las habilidades funcionales del niño/a.
  • Terapia individualizada: intervenciones terapéuticas adaptadas a las necesidades únicas de cada niño/a, utilizando actividades lúdicas y basadas en el juego para promover el desarrollo de habilidades motoras, sensoriales y cognitivas.
  • Asesoramiento e información a familiares y cuidadores: toda intervención ocupacional debe estar acompañada de un proceso de asesoramiento y orientación para que las familias puedan no solo conocer de forma específica las necesidades de cada niño/a y el modo de abordarlas, sino que tengan también herramientas para integrar estas intervenciones en el hogar y otros ámbito de la vida cotidiana.
  • Colaboración interdisciplinaria: colaboración con otros profesionales de la salud, educadores y profesionales del desarrollo para garantizar una atención integral y coordinada que satisfaga las necesidades globales del niño/a.

En general, se trata de articular una estrategia general y global que parta, en cualquier caso, del análisis y tratamiento individualizado y personalizado. Cada niño/a es un mundo, por lo que un plan de trabajo específico es el único modo de que la terapia ocupacional satisfaga las necesidades y objetivos.

Beneficios de la terapia ocupacional para niños y niñas

Por otro lado, los beneficios más relevantes de la terapia ocupacional son los siguientes:

  • Mejora de habilidades motoras: fomentar el desarrollo de las habilidades motoras necesarias para actividades como escribir, vestirse, alimentarse y participar en juegos y deportes.
  • Promoción del desarrollo cognitivo y sensorial: facilitar el desarrollo de habilidades cognitivas como la atención, la memoria, la resolución de problemas y la planificación, así como el procesamiento adecuado de la información sensorial, lo que resulta decisivo para participar de forma más autónoma en actividades cotidianas y sociales.
  • Fomento de la independencia en el autocuidado: incrementar el grado de autonomía y autoestima de cada niño/a en labores de autocuidado, tales como bañarse, cepillarse los dientes y usar el baño de forma independiente. 
  • Mejora de la participación en la vida diaria: en general, toda intervención debe mejorar la capacidad de cada niño/a para socializar e integrarse en distintas estructuras de la vida cotidiana.

Insistimos: cada caso es específico. Aunque estos beneficios son, en general, aplicables a buena parte de los casos, es importante tener en cuenta que lo más relevante es que cada plan de intervención debe aspirar a mejorar la calidad de vida de los niños/as, promover su independencia funcional, su participación activa y su bienestar emocional y social.

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Posted by Centro Movo

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