Beneficios del juego

Beneficios del juego para niños con TEA

En nuestro blog ya hemos hablado anteriormente de la importancia del juego para los niños ya que es «el medio natural en el que el niño se expresa y es la base fundamental para conocer el mundo externo que le rodea». Hoy queremos dar un paso más en este tema hablando de los beneficios en niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista).

Qué es el juego 

Según la RAE (Real Academia Española), jugar es «hacer algo con alegría con el fin de entretenerse, divertirse o desarrollar determinadas capacidades». El juego, por tanto, es vital para desarrollar la capacidad del niño y, dependiendo de sus características, para fomentar tanto su desarrollo social como del lenguaje. 

«Todos los aprendizajes más importantes de la vida se hacen jugando», Francesco Tonucci

A través del juego un niño aprende a: 

  • Expresarse de diferentes maneras. 
  • Comunicarse con los demás. 
  • Desarrollarse como persona. 

El juego en niños con TEA 

A pesar de los avances de la medicina y la ciencia, no siempre somos capaces de advertir algún tipo de trastorno en los niños hasta que no llegan a una cierta edad. En el caso del juego, puede ser buena observación a la hora de saber si un niño tiene TEA, ya que su relación con este no se efectúa del mismo modo que en otros niños. 

Un niño con TEA se enfrenta al juego de un modo diferente, con patrones restrictivos o repetitivos, dificultad para realizar juegos cooperativos o ampliar los juguetes fuera de su foco de interés. Por ello, tanto padres como especialistas debemos utilizar el juego como un medio de aprendizaje, comunicación y, por supuesto, divertimento. 

La psiquiatra inglesa Lorna Wing, pionera en el campo de los trastornos de desarrollo infantil y conocida por hacer avanzar a la sociedad en la comprensión del autismo nos da una idea de cómo actúa un niño con TEA ante el juego: «no desarrollan los juegos imitativos sociales y las actividades imaginativas del mismo modo que los demás niños”. 

Por su parte, el psicólogo y científico cognitivo español Ángel Rivière habla del concepto «Inventario del Espectro Autista» con el que nos ayuda a comprender que «cada persona con autismo es única, porque hay un conjunto de doce dimensiones donde se puede identificar variaciones significativas entre una persona y otra, lográndose con este modelo tomar consciencia de la enorme variabilidad de manifestaciones dentro del Espectro Autista». Pero, ante todo, nos da a entender una realidad de una persona (en este caso un niño) con autismo mediante esta esclarecedora frase: 

«No sólo tengo autismo. También soy un niño […] Me gusta jugar y divertirme, quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien. Es más lo que compartimos que lo que nos separa».

En resumen, un niño es, en primer lugar un niño y después todo aquello que le rodea; de ahí que el juego también sea un punto fundamental de su desarrollo. Simplemente, tanto padres como profesionales, deben abordarlo de un modo personalizado. 

Entonces, ¿cómo se juega? 

En primer lugar hay que tener en cuenta una serie de factores. 

Intereses. Como padre o madre sabrás qué es aquello que a tu hijo le interesa más. Escoge entonces esa temática para desarrollar el juego en torno a ella. Será más fácil interactuar con él partiendo de esa base ya que si el juego o juguete no es de su interés, se irá o se centrará en otra cosa. 

Comunicación. El juego es, ante todo, un medio que tiene el niño de comunicarse con los demás, por lo que se debe intentar que el niño interaccione. ¿De qué modo? Por ejemplo, seleccionando objetos o juguetes que sabes que puedan interesarle y alejarlos con el fin de que los pida o tenga que realizar una acción para conseguirlos. En este ámbito también se puede parar el juego con el objetivo de que el niño demande seguir con él. 

Interacción. En la medida de lo posible hay que fomentar que el niño interactúe con juegos en los que entre en contacto físico con los demás. Son las llamadas rutinas sociales sensoriales y estos son algunos ejemplos: 

  • Agarrar al niño y lanzarlo hacia arriba. 
  • Jugar a caballito. 
  • Jugar a 5 lobitos. 
  • Hacer cosquillas.
  • Hacer el avión con el niño. 

Pautas de juego

Como hemos dicho anteriormente, cada niño es único y no sirven las mismas estrategias para todos. Serán los padres, los cuidadores o los terapeutas del centro al que acude quienes sepan hasta dónde puede llegar el niño y cuál es el mejor modo de fomentar el aprendizaje y el juego. 

El juego debe ser, ante todo, estructurado, de tal modo que el juego se divida en pequeñas partes comprensibles para el niño. Es fundamental que el niño entienda el juego, sino, perderá interés en él o le frustrará. 

A los niños con TEA les gustan mucho los juegos repetitivos ya que es de ese modo en el que comprenden las acciones. Debemos dejar que realice las repeticiones que sean necesarias y, en ciertos momentos, podemos introducir variaciones (una de cada vez) que pueda incorporar al juego de un modo natural. 

Se debe fomentar la participación de toda la familia en juegos de interés del niño, para que de forma natural, aumente la interacción con el entorno familiar y a su vez fomentar la comunicación. 

El juego para cualquier niño es fundamental, pero aún es más, para los niños con TEA, ya que a través de él, nos enseñan su forma de pensar, de ver sus intereses y en especial la forma de ver el mundo. 

El fomentar el juego libre siempre, en diferentes contextos ayudará a una mayor interacción con los entornos, 

Y hay que recordar siempre que, un niño con TEA es un niño y su primera intención es divertirse. 

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Posted by Centro Movo

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