¿Cómo afecta el uso de las mascarillas a los niños y adolescentes?
Desde el pasado 19 de abril los alumnos españoles ya no tienen que llevar obligatoriamente la mascarilla en clase. Pese a eso, la recomendación de los expertos, sobre todo debido a la creciente ola que parece que se está desatando (sería ya la séptima) es que se siga utilizando la mascarilla en interiores y, por supuesto, en la escuela. Mientras las comunidades se deciden, en nuestro blog queremos hablar de lo que ha supuesto el uso de las mascarillas en los niños y adolescentes durante estos dos últimos años. ¿Ha interferido su uso con su desarrollo tanto en el lenguaje como en otros aspectos como la socialización? ¿Y en el caso de los adolescentes? ¿Se han visto más seguros de sí mismos por el uso de la mascarilla? Ahora que las retiran, ¿puede llegar a ser un problema para aquellos niños más introvertidos. Sigue leyendo nuestro post para enterarte de todo.
Células de la empatía
Comencemos hablando de los más pequeños. El uso continuado de las mascarillas, según los expertos, ha podido tener algún efecto negativo, sobre todo en edades más tempranas, en lo que se refiere a su parte social y emocional. ¿El motivo? Las llamadas neuronas de empatía, descubiertas apenas hace un cuarto de siglo y que, como neuronas espejo, facilitan el desarrollo de la empatía. El uso de mascarillas ha impedido a los más pequeños ver las reacciones de los demás para con ellos (expresiones de queja, alegría, tristeza, etc.). En el caso de los niños más pequeños, que necesitan una mayor exposición a la expresión facial incluso para desarrollar el lenguaje ha podido tener algún tipo de impacto; pero todos ellos son controlables. En el caso, por ejemplo, de los niños autistas, con dificultades en la lectura de la mirada del otro, ha podido observarse un mayor impacto del uso de la mascarilla en estos perfiles.
Desarrollo del habla
Desde el comienzo de la pandemia se ha incrementado en un 20% el número de consultas por trastornos del habla en servicios de pediatría y logopedia. A pesar de que el Consejo General de Colegios de Logopedas no tiene aún evidencias científicas que los trastornos hayan sido en su mayoría por el uso de mascarillas, sí es cierto que este incremento se ha producido durante el confinamiento y la pandemia. De hecho, los niños entre 2 y 5 años son los que más afectados se han visto en su proceso de evolución y desarrollo con problemas de expresión e, incluso, alteraciones en la fonética.
Retirada de mascarillas: síndrome de la cara vacía
Una vez retiradas las mascarillas el problema que se ha percibido en niños y adolescentes es otro que se ha dado en llamar «síndrome de la cara vacía». Después de dos años acostumbrados a la protección que ofrece un cubrebocas, su retirada ha hecho que muchos niños y adolescentes adopten un sentimiento de miedo a la evaluación de los otros e inseguridad. Esto se ha visto más remarcado en adolescentes, ya que se encuentran en un importante desarrollo evolutivo de las emociones sociales. Se han visto más vulnerables por este síndrome, también aquellos niños y jóvenes que ya anteriormente presentaban rasgos de ansiedad o depresión.
Los expertos aseguran que hay tres características que puedan dejarnos ver que un niño tiene este síndrome:
- Miedo al contagio. A pesar de que al principio, a niños y adolescentes les costó habituarse al uso de mascarillas, ahora su retirada les hace sentirse más inseguros respecto al virus.
- Miedo al rechazo social. La inseguridad (sobre todo de los adolescentes) sobre su aspecto físico o sus complejos vuelven con la retirada de la mascarilla. Los más jóvenes no suelen estar conformes con partes de su cara (quizá nariz, dientes) o con tener acné o cicatrices. En este aspecto, con la mascarilla, se sentían más seguros para enfrentarse al mundo.
- Inseguridad. Si nos pasa a los adultos, que a veces nos sentimos raros al no llevar mascarilla, como si nos faltase algo, esto se acentúa en el caso de los niños que son más vulnerables y presentan más inseguridades respecto a sí mismos y su relación con los demás. Protegerse con las mascarillas les había llevado a poseer una “falsa seguridad” para enfrentarse a las exigencias del entorno.
¿Qué hacer ante un caso de síndrome de la cara vacía?
Muchas veces no es fácil ayudar a los más pequeños, y menos a los adolescentes, a enfrentarse al mundo. Al menos en el caso de los padres. Si lo que tienen tus hijos es miedo al contagio, puedes explicarles la importancia de la vacuna, que el virus ahora no es tan virulento y que, si se siente más seguro, en interiores puede seguir llevando mascarilla en el caso de que sepa que algún compañero de clase o de juegos contagiado ha estado en contacto con él. Retirar la mascarilla poco a poco es la clave. Retirar la mascarilla en espacios de seguridad para habituarse a sentirse bien sin su uso.
Si se trata de la presencia de rasgos de ansiedad que le provocan malestar al quitar la mascarilla y no observamos mejoría en estos últimos meses, es recomendable para sentirse mejor, consultar con especialista en emociones: psicóloga, que le ayudará a fomentar sus recursos personales para disminuir su vulnerabilidad.