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Fatiga mental y alimentación: cómo nuestras emociones afectan lo que comemos

Vivimos en un mundo acelerado donde el estrés, la presión académica y las exigencias sociales afectan a niños y adolescentes de formas que a menudo subestimamos. La fatiga mental no es exclusiva de los adultos; también se manifiesta en los más jóvenes, influyendo en su estado de ánimo, comportamiento y hasta en su manera de alimentarse. Pero ¿hasta qué punto nuestras emociones impactan en nuestra elección de alimentos?

La fatiga mental se refiere a un estado de agotamiento cognitivo y emocional que puede ser causado por la situación personal, sobrecarga académica, problemas familiares, dificultades sociales o incluso la falta de descanso. En niños y adolescentes, este agotamiento se traduce en falta de concentración, cambios de humor y, en muchos casos, en una alimentación descontrolada o poco saludable.

La influencia de la alimentación en la fatiga mental

Cuando la mente está agotada, el cuerpo busca fuentes rápidas de energía, lo que explica el antojo por dulces, snacks ultraprocesados y comida rica en azúcares y grasas. Estos alimentos ofrecen una sensación momentánea de placer, pero su consumo frecuente puede agravar los síntomas de fatiga, provocar bajones de energía y alterar el estado emocional.

Por otro lado, una dieta equilibrada y rica en ciertos nutrientes puede ayudar a mejorar el estado de ánimo y la función cognitiva. Algunos alimentos clave incluyen:

  • Alimentos ricos en triptófano (quesos, leche, plátano, pavo) que favorecen la producción de serotonina, la hormona del bienestar.
  • Alimentos con ácido fólico (espinacas, lentejas, aguacate), que ayudan a equilibrar el sistema nervioso.
  • Alimentos ricos en magnesio (chocolate negro, frutos secos, cereales integrales) que contribuyen a la relajación y reducen el estrés.

Consejos para fomentar una relación saludable con la comida

Para ayudar a los más pequeños de la casa a gestionar mejor la relación entre emociones y alimentación, se pueden seguir algunas estrategias clave:

  1. Identificar las emociones antes de comer: preguntar a los niños si tienen hambre real o si están comiendo por aburrimiento, estrés o tristeza.
  2. Fomentar la educación emocional: enseñar a expresar y manejar las emociones sin recurrir a la comida como consuelo.
  3. Promover la alimentación consciente: comer sin distracciones, masticando bien y disfrutando cada bocado.
  4. Mantener horarios regulares de comida: evitar largos periodos sin comer para prevenir el consumo impulsivo de alimentos poco saludables.
  5. Incluir opciones nutritivas y atractivas: preparar meriendas saludables y apetecibles como batidos naturales, frutos secos o yogur con frutas.

En Centro Movo comprendemos que el bienestar de los niños y adolescentes es un proceso integral en el que la salud emocional y la alimentación juegan un papel fundamental. Nuestro equipo de psicólogos, terapeutas y logopedas está preparado para acompañar a las familias en este camino, ayudando a crear hábitos saludables y a gestionar las emociones de manera positiva.Si necesitas más información o deseas asesoramiento personalizado, visítanos en Centro Movo en Emilia Pardo Bazán 25, Ourense o contacta con nosotros a través de nuestro número de teléfono 988 06 00 81 o enviándonos un correo electrónico a hola@centromovo.es. Entre todos crecemos de forma sana y saludable.

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