Que los niños duerman bien es fundamental para un crecimiento correcto. Pero en los últimos tiempos, entre los estímulos presentes en sus vidas (pantallas, teléfonos móviles, tablets, etc y la pandemia) y posibles problemas en su entorno puede hacer que su sueño se vea alterado. Un sueño de mala calidad no solo afecta a su desarrollo físico, también puede afectar al desarrollo cognitivo, social y emocional de los más pequeños. Sigue leyendo nuestro post para saber por qué ocurren estas alteraciones del sueño y cómo combatirlas.
Qué es la alteración del sueño
Parece evidente que la alteración del sueño, ya sean en niños o en adultos, es sinónimo de dormir mal. Pero puede manifestarse de diferentes maneras. Hay varias alteraciones del sueño que comienzan, incluso, cuando llega la noche. ¿Cuáles son?
Dificultad para irse a dormir. No todos los niños acogen con las mismas ganas la hora de irse a dormir. Muchos niños pequeños, e incluso bebés, comienzan a ponerse nerviosos a la hora de irse a la cama. Según recientes estudios, uno de cada tres niños manifiesta algún tipo de problema a la hora de ir a acostarse.
Insomnio. Que un niño tarde una o dos horas en dormirse no es normal. Con frecuencia, llegada la hora de irse a la cama, los niños están, o deberían, estar cansados, por lo que conciliar el sueño, en principio, podría resultar fácil. Pero si padecen alguna alteración del sueño pueden tardar en dormir, tener el sueño interrumpido; es decir, despertarse muchas veces por la noche o incluso dormir mal. No debería ser normal que un niño tenga insomnio por lo que habría que averiguar qué es lo que lo está provocando.
Terrores nocturnos. No confundamos un terror nocturno con una pesadilla. Los niños que padecen terror nocturno se despiertan con una sensación de miedo ilógica que puede paralizar su sueño y además, asustarlos tanto a ellos como a los padres. Una vez despiertos no recuerdan por qué se han despertado aterrorizados.
¿Dormir o no con los padres? Esta puede ser una pregunta controvertida porque, dependiendo a quién se le pregunte puede responder de un modo u otro. Pero, en realidad, un niño debería tener la capacidad de poder dormir solo tranquilamente. Acompañado por sus padres hasta que se duerma o creando un ambiente acogedor que le haga sentir seguro; pero manteniendo su independencia de poder dormir sin necesitar estar durante toda la noche al lado de sus padres.
Sonambulismo. ¿Sabías que hasta el 15% de los niños sufren problemas de sonambulismo? La media de edad suele ser entre los cuatro y los doce años. Tratar las posibles causas es fundamental para que el niño duerma y descanse como es debido.

¿Afectan las pantallas al sueño de los más pequeños?
La respuesta es, categóricamente, sí. Según la Asociación para la investigación de Medios de Comunicación, más del 40% de los niños ve contenidos ya sea en televisión, dispositivos móviles, tablets u ordenador durante una media de cinco horas diarias. Los niños entre siete y doce años llegan a estar hasta siete horas al día frente a pantallas, lo que se traduce, finalmente, en alteraciones del sueño.
Un estudio publicado en la revista BMC Public Health de la Universidad del Sur de Dinamarca, las pantallas «roban» horas de sueño a los niños y adolescentes. Tras un exhaustivo estudio en niños de hasta quince años, se llegó a la conclusión de que hay una relación directa entre el uso de dispositivos electrónicos con un menor sueño y, lo que es peor, con una menor calidad en el sueño.
Entre los niños de seis y doce años, el uso de pantallas electrónicas, sobre todo antes de irse a dormir (ya sea de pie todavía o ya en la cama) altera su sueño, provoca que se acuesten más tarde y que se despierten varias veces durante la noche. Es el caso también en los niños de entre doce y quince años, que tienen un mayor control sobre dispositivos móviles y que roban horas de sueño afectando no solo a su calidad si no al rendimiento escolar al día siguiente.
La pandemia, otra causa de un mal dormir
La pandemia ha afectado de una manera más intensa a los niños. A pesar de que, a simple vista, parece que son los que mejor han tomado los cambios como el hecho de quedarse en casa con los padres durante más tiempo, ha influido directamente en su calidad del sueño. Para empezar, el cambio de rutina y la falta de relaciones sociales que antes considerábamos normales se han visto alteradas, lo que puede provocar en los más pequeños signos de ansiedad o estrés e, inevitablemente, que duerman menos y peor.
Durante el primer año de pandemia, los pediatras han notado un aumento de las consultas de padres con niños con problemas para conciliar el sueño. El hecho de ver también a sus padres estresados y el cambio de escenario que ha supuesto la entrada del coronavirus en nuestras vidas ha cambiado su forma de ver el mundo, con menos seguridad.

Recomendaciones para que un niño duerma bien
Las alteraciones del sueño son alteraciones del patrón: estudiar cómo es el patrón y valorar las alteraciones durante este proceso es propio de la neurología. El patrón de comportamiento antes y la intervención para el manejo, por ejemplo, de las pesadillas o terrores nocturnos, son estrategias de la psicología.
Cuando un niño sufre alteraciones del sueño, además, es necesario ponerse en contacto con el pediatra, aunque este solo podrá recetar medicación. En MOVO somos expertos en atención global pediátrica, puedes preguntarnos a través de nuestra web o acercándote a nuestras instalaciones.
Pero, además, hay una serie de recomendaciones generales para tratar de conseguir que un niño duerma mejor.
Antes de irse a la cama, nada de dispositivos móviles. La luz que desprenden despierta el cerebro e impide que se concilie el sueño de manera normal. Si tiene edad para leer solo puede habituarse a leer un libro ya en la cama, antes de ir a dormir.
Crear un entorno relajante. Una luz tenue que le acompañe, una habitación acogedora o una música suave que pueda tranquilizarle, su peluche favorito en la cama o algo que le calme. Un ambiente acogedor ayuda a conciliar el sueño.
No al contenido violento. Eso no solo puede impedir que el niño tarde en conciliar el sueño sino que también tenga pesadillas. Es muy importante hacer caso a las recomendaciones de edad tanto de juegos como de películas o libros.
Buena alimentación. Los niños no deben tomar cafeína. Por supuesto nada de café ni bebidas que puedan contener excitantes. Además no debe comer mucho antes de irse a dormir. Debe pasar un tiempo prudencial entre la cena y la hora de acostarse y evitar comer o beber agua justo antes de irse a dormir. Eso impedirá que tenga un sueño pesado o incluso que tenga que levantarse al baño durante la noche interrumpiendo su sueño.
La rutina es buena. Los niños deben tener unos horarios establecidos que adecúen su mente y su cuerpo a una rutina. Mejorará no solo su calidad de vida sino que conseguirá que estén más tranquilos y que sepan que, según la hora que es, «toca» una cosa u otra. Una falta de rutina hará que los niños estén intranquilos y tarden en conciliar el sueño.
¿Tu hijo tiene problemas para conciliar el sueño? Si hay algún cambio en su rutina o en su rendimiento escolar o sientes que padece somnolencia durante el día, lo más probable es que no tenga un buen sueño.