¿Has escuchado hablar alguna vez del término biblioterapia ¿Sabías que, en un tiempo no muy lejano a la actualidad, llegaron a ‘recetarse’ libros? Decía la autora Ana María Matute que «la lectura es una fábrica de sueños». Sigue leyendo nuestro post y descubre el fascinante mundo de la biblioterapia y qué poder tiene la lectura de un libro sobre el cerebro humano.
Qué es la biblioterapia
Literalmente hablando, la biblioterapia es una disciplina que utiliza el poder de los libros o la relación de los libros con las personas como un recurso terapéutico. Se tiene la primera noticia de este término 1916 de la mano del doctor Bangster que, en un artículo de la revista literaria y cultural «The Atlantic Monthly», decía: «Un libro puede ser un estimulante, un tranquilizante, un irritante o un soporífero. La cuestión es que debe hacerte algo, y tú tienes que saber qué es. Un libro puede ser de la naturaleza de un jarabe calmante o puede ser una cataplasma de mostaza irritante». Y por tal razón recetaba libros a aquellas personas que los pudieran necesitar.
Tras la I Guerra Mundial su uso comenzó a extenderse cuando los médicos recomendaban ciertas lecturas para aquellos soldados que sufrían de estrés postraumático. En ambos casos estamos hablando de lecturas de ‘uso común’. Es decir, novelas o ficción que podían a llegar a tranquilizar la mente y distraer a las personas de sus males durante sus convalecencias.
En la actualidad, este tipo de lecturas se basan en el efecto de los libros de autoayuda y hasta el National Institute and CAre Excellence (NICE) de Reino Unido, tiene una completa guía de clínicas que recomiendan la biblioterapia como ayuda complementaria en casos de trastorno de ansiedad y depresión. Incluso la Federation of Library Associations and Institutions (IFLA) presentó, en el año 2001, una serie de consejos o pautas para las bibliotecas para recomendar libros a pacientes de hospitales, personas de la tercera edad o convalecientes con estancias de larga duración en clínicas.
El efecto de los libros en el cerebro
Hasta el día de hoy han surgido variados experimentos que demuestran que los libros tienen efectos (cuidado, positivos y negativos) en el cerebro. Según un artículo de la revista científica The Science tras un experimento realizado a un grupo de personas, concluía que leer a autores de la considerada alta literatura (un término en desuso ya que se intenta evitar el uso de alta y baja literatura) como Don DeLillo – una de las figuras centrales del posmodernismo literario estadounidense – mejoraba las puntuaciones en tests de empatía. Sin embargo, aquellos participantes que se enfrascaban en lecturas de ficción o románticas como las de Danielle Steel (considerada baja literatura) no cambiaban sus resultados.
Otro experimento realizado por el Social Sciences and Humanities Research Council de Canadá aseguraba que aquellas personas que leían pasajes de los libros del dramaturgo ruso Chéjov en su formato original; es decir, con la complejidad de su lenguaje sentían sus emociones alteradas frente a personas que leían un pasaje comparativo escrito en forma de documental.
Biblioterapia y niños
Demostrados los efectos de la biblioterapia o lectura saludable a nivel general, nos introducimos en el tema que nos ocupa; es decir, la relación de los libros y la situación emocional o física de los niños.
Según un estudio de la revista cubana de Información en Ciencias de la Salud en el uso de la biblioterapia en contextos relacionados con niños y adolescentes, se llegarona estas conclusiones:
La biblioterapia clínica se relaciona con los procesos emocionales. En este ámbito, las lecturas saludables se utilizan para tratar trastornos psicológicos, temores nocturnos, procesos de duelo, procesos de recuperación en niños víctimas de abuso sexual o en niños cuyos padres sufren enfermedades mentales. También se utiliza la biblioterapia en el caso de niños con problemas de conducta.
A su vez, la biblioterapia clínica se traduce en una herramienta terapéutica en contextos de enfermedad, los libros son una gran ayuda en el caso de hospitalizaciones (sobre todo de larga duración) o enfermedades terminales.
La biblioterapia creativa es, en cambio, una ayuda al crecimiento del menor como apoyo en su proceso de formación o en contextos de niños con trastornos de aprendizaje o capacidades diferentes. También se utiliza con niños en riesgo de exclusión social o en proceso de adopción.
En cualquier caso, leer con nuestros hijos es una fuente de riqueza emocional para ambos, también es una fuente de imaginación y permite tanto a padres como a hijos trabajar en la memoria y la abstracción. Al fin y al cabo, aquel que lee vive más de una vida.